Los mandamientos de la amistad

Me tomaba un trago el fin de semana con un amigo que es, al mismo tiempo, un ex. No nos veíamos hace mucho, y es el único con el que aún converso, teniendo en cuenta lo mal que suelen terminar mis relaciones... o mejor dicho, mis intentos de relaciones que nunca llegan a tales. Pues bien, él también acababa de romper con su pareja, y me contaba que por culpa del ex del otro... o sea... algo así:

Ex del ex de mi ex <-> Ex de mi ex <-/-> Mi ex <-> Yo

Como el había conocido a su ahora ex a través de su ex, que ahora era de nuevo ex-ex, porque habían regresado, no podía sentirse mal, pues, técnicamente por él se habían separado en primer lugar. Si a eso añadimos que eran amigos desde antes, la pregunta se nos hacía eco en la cabeza cuando nos disponíamos a comernos las cerezas de nuestros Manhattans (viva el Happy Hour).

¿Qué tan cierta y aplicable es esa regla de no desear a la pareja de tu prójimo? (generalizo para poder ser políticamente correcto). Me parece recordar que era uno de los últimos mandamientos, pero como eso sólo se refiere de hombres a mujeres, dejaremos el catolicismo clásico de lado y nos enfocaremos en el aspecto metropolitano. Al vivir en una ciudad que nunca llega a ser lo suficientemente grande como para no toparte de vez en cuando con el amigo de un amigo, es inevitable que entre algunos de ellos haya "clicks". Y claro, a veces uno simplemente tiene que aguantarse porque "no se puede, pues, es mi pata". ¿Y si no es tu pata? ¿Si es sólo un conocido? ¿Por qué el meterse en una relación es más o menos grave de acuerdo al grado de parentesco amical que exista entre los involucrados?

Como suele sucedernos, no encontramos la respuesta, pero suponemos que no la hay. En un mundo como éste, en el que la actitud lo es todo, los límites de nuestra moral se trastocan continuamente más y más. Al principio nunca hubiera pensado que yo, creyendo en el amor libre y verdadero tal como sigo haciéndolo, podría convertirme en "el otro", y ya ven, también me ha pasado, claro que de eso hablaré en otro momento... y no, no fue tan grave como puedan pensar, así que apaguen los motores y aterricen. No es bueno que la imaginación vuele a la altura en la que el aire se vicia por escasez de oxígeno.

Bueno, para terminar, sin concluir, he de decir que la honestidad es lo único que me importa cuando de relaciones se trata. siempre que digas las cosas en la cara, de forma valiente y sin medias verdades, nadie sale herido y la gente te respeta por ello. A veces te odian primero, pero luego eso se transforma en respeto. ¡Brindo por los ex de los ex!